Cierto día yo leí, como un comentarista,
hacia una burda burla, en esta misma columna, del trabajo del PSOE. Arte
político es, pensé, mientras fruncía mi ceño, como se puede criticar, en este
ente, lo mismo que está padeciendo, toda su gente.
Efectivamente, en la fábula de “La cigarra y
la hormiga”, ésta última iba recaudando sin descanso para colmar, no las arcas
del país, si no las del PP y así poder llenar los bolsillos de todas las “moscas”
que se arrimaban “al panal de rica miel” de su tesorero. Pero a éste, le ha
llegado el invierno antes de tiempo, y le ha cogido desprevenido y sin esquís
para escapar. Ahora intenta deslizarse a través de la prensa, para presionar
aquellos compañeros que como en la fabula de “La zorra y las uvas” ya no se estiran ante el encarcelado para
recoger los racimos de sobres y cuando les preguntan sobre el escándalo, dicen:
“están verdes”. Son los mismos que tenían “La gallina de los huevos de oro” con
las constructoras, que favorecidas por la Ley del Suelo que promulgó el señor
Aznar, hicieron de este país el “Cuento de la lechera”.
Lo que sí es verdad, que al anterior
presidente, le ocurrió como a “Al zagal y las ovejas”, que le avisaron que
venía el lobo de la crisis, varias veces y las medidas que tomó no fueron de la
contundencia que se necesitaban. Por lo que vino la fiera, acompañada del
zorro, para comerse en un instante todo el “ganado”.
Luego, como en otra fabula, la del “Zorro y
el cuervo”, éste se dedicó a lisonjear al “cuervo” que llevaba la papeleta de
voto en su pico, para hacerle creer que él sería capaz de “Poner el cascabel al gato” de la recesión.
Cuando oyeron un discurso tan dulce y halagüeño muchos depositaron su apoyo en
la urna y entonces, el astuto zorro, se comió todos los derechos que tenían, los
dejó sin becas, les recortó en su sanidad, les quitó las ayudas a los más
necesitados, mermó los derechos de los trabajadores, les subió los impuestos y
cuando le pidieron justicia, les cobró.