Alcañiz, 1930 |
Cuando visito una ciudad con
aires de antigüedad, siempre busco en su mapa la zona del casco antiguo porque
allí es donde la historia está aparcada. Recorriendo sus entramadas calles
encuentras el aroma de tiempos pasados y cuando las atraviesas, vas imaginando
como eran sus gentes, los sacrificios que debieron padecer para construir sus
casas aprovechando al limite el terreno quebrado donde se asientan, como sería
su vida diaria, observando desde la entrada con las puertas abiertas al herrero
golpeando sobre su yunque, al alpargatero tejiendo las suelas, al cestero
retorciendo el vimbre, y mientras te giras mirando los portales de casas de ricos
hombres, te vas tropezando con las caballerías que tiradas por hombres humildes
regresan sudorosas del campo.
Hace unos días estas sensaciones,
las pude notar en una tranquila visita que hicimos con mi amigo Jorge Abril,
por el casco antiguo de Alcañiz. Recorrimos esas angostas calles, donde los chicos
todavía juegan alegremente, los coches aparcados parecen parte del edifico y
sus gentes se giran al verte pasar.
1º Premio Miradas del Bajo Aragon 2011. Raúl Múñoz |
Juntos, fuimos apreciando todos los grandes
valores patrimoniales que surgen a cada paso que das y analizando aquellos
otros que están todavía escondidos en su interior. Vimos la misteriosa casa
Ram, sus compañeras Maynar y Ardid, que muestran orgullosas el poder de su
dueños, luego nos adentramos por calles donde la piel se rompe de sus fachadas
u otras donde las puertas metálicas las han roto sin rubor, también llegamos
hasta las murallas que antes defendieron
y ahora necesitan que las defendamos, avanzamos junto a hermosos edificios
restaurados acertadamente por el ARI, nos encontramos con la sólida morada de
la Inquisición, con la impronta de la religiosidad en numerosas capillas de
hornacinas, nos cubrió la sombra en los callizos, la luz en sus plazas y la
belleza de las flores de los balcones.
Esas casas que
parecen sujetar el poder calatravo representado en su castillo, esas otras a
las que da la espalda el concejo alcañizano y aquellas calles que suben mirando
con fervor a la torre gótica de la iglesia, forman parte de un casco antiguo al
que se le debe dar todo el apoyo posible para convertirlo definitivamente, en
histórico.
HISTORIAS DEL BAJO ARAGON |