Cuando el dado que lanzaba Angel rodaba
sobre si mismo por encima del tablero, la ilusión de mi nieto estaba en que la suerte le diese un seis, para caer en el cuadro del puente y así de esa
manera avanzar con la famosa frase, “de puente a puente y tiro porque me lleva
la corriente”.
Este entretenimiento tan usado
por los pequeños, dicen que puede deber su origen a los Templarios que lo
crearon inspirándose en el Camino de Santiago. Porque los que andaban por él,
se encontraban con los moradores de los pueblos, los cuales les hablaban del
Camino de las Ocas, que debían seguir con las estrellas, a través de un
laberinto. En ese caminar que ahora se hace sentado alrededor de una mesa,
donde cada casilla es una etapa del camino, también se encuentran con posadas,
con puentes o con las cárceles de las ciudades.
Este sencillo juego, lo están
recorriendo desde hace más de dos años el partido que actualmente nos gobierna.
De salida lo hicieron con “dados” trucados, falsificando en su programa lo que
realmente tenían pensado poner sobre el tablero. A medida que la partida iba progresando, caían repetidamente en el cuadro
de la “oca”, avanzando
siempre ellos solos, ¡tanto!, que alguno ha caído en la “cárcel”
y ahí sigue, aunque está intentando abatir a sus cómplices para salvarse él.
Otros “correligionarios”, también están en el “laberinto” de empresas que
realizo la trama Gürtel, donde una vez que se aclare, igual van a la misma casilla
que el anterior.
Actualmente su dado les ha
conducido hasta el “puente” y se los ha llevado la corriente, de la “Marea
Blanca” madrileña, consiguiendo paralizar la privatización de los hospitales,
donde la justicia ha estado a la altura que se esperaba de ella, anulando una
orden injusta que afectaba a uno de los bienes más grandes que ha conseguido
tener nuestro país, como es la sanidad. También están viendo desde la
barandilla de ese puente, como las aguas bajan revueltas entre sus propios
compañeros, donde unos se bajan de la barca que los conducía y otros “pasan” de
subirse cuando los llaman.
Los antiguos peregrinos del
Camino de Santiago, no disponían de mapas, ni guías y se movían en un entorno
hostil marcado por la existencia de múltiples peligros, ahora que también
peregrinamos temporalmente por el Camino de Rajoy, y ya hemos oído la alerta de
la oca (que en las casas antiguas avisaban del peligro), debemos hacerles caer
en la casilla de la “posada” para que se
queden allí y así poder seguir avanzando, hasta alcanzar el bienestar que da la
entrada por “la Puerta del Gran Lago”.