lunes, 17 de diciembre de 2012

NOS QUEDA LA PALABRA


En la fragilidad idealista de la juventud, donde la quimera por ir en contra de aquello que era prohibitivo de libertad, escuchábamos canciones del añorado Labordeta, nos emocionábamos con la lucha de Víctor Jara y cantábamos las letras de Paco Ibáñez. Recuerdo especialmente una del poeta Blas de Otero, donde se da cuenta que “su voz se ha perdido entre la maleza, pero le queda la palabra”.

Aprovechando el texto de esta poesía, podemos decir que en estos tiempos difíciles la “maleza” trata de nuevo de ocultar los valores que durante todos estos años de lucha obrera contra el poder se han conseguido, y para no redrar en nuestros logros, tenemos que usar la palabra como arma de futuro para no dejarles que lleguen a destruir el estado del bienestar de los trabajadores.

La palabra tiene la magia de su relato, la sensibilidad de escucharla; en ella debe estar la esencia de lo verdadero con el imperativo de la justicia para todos. Cuando se pronuncia la palabra, debe desprender el aroma de la igualdad, cuando escribimos con la palabra, debe expresar un compromiso con la sociedad; en si la palabra debe ser un grito hacia el cielo, pero sobre todo la palabra debe ser: “un acto en la tierra”.

Esas palabras que surgen desde el interior de uno mismo, que modula vertiginosamente nuestra propia ley, a las que les da forma las cuerdas de la rabia y salen al aire con la pena de la incomprensión, no podemos permitir que el viento se las lleve hasta aquellos lugares remotos donde su reverberación las convierta en un eco que se diluya en el tiempo. Porque la palabra hay que utilizarla hasta convertirla en una voz sólida, coherente, con impronta y seriedad, para después unirla a muchas otras voces nacidas también de esas palabras y que juntas, tengan la suficiente fuerza para que hagan volver a la política a la senda del progreso social.


lunes, 19 de noviembre de 2012

LA FRONTERA



Campaña electoral en Cataluña
Si analizamos la historia, encontramos en ella claros ejemplos donde la ideología utiliza los problemas internos para conseguir mejorar los suyos propios. Por tanto, no es nuevo el planteamiento que nos traslada parte de la política catalana y en su prolongación la sociedad a la que representa. Con todo lo que han expuesto, han conseguido generar un debate con muchas acepciones por cualquiera de las partes, pero hay una que nos atañe mucho a los bajoagoneses, la que nos colocaría de nuevo como frontera. Este hecho no sería nuevo para nosotros, como ejemplo está el del año 1640 cuando se proclama la República Catalana o en la siguiente gran guerra como fue la de Sucesión, en ambas  se nos implicó de manera muy importante ya que estuvimos como frontera entre Castilla y Cataluña, un perfil que nos ha marcado durante muchos años en la impronta de nuestra tierra.
Meridiano Greenwich situado en Valdetormo
Pero ahora, esas puertas que las percibimos ideológicamente entreabiertas, antaño fueron portones por donde pasaron muchos de aquí y que al cruzarlos encontraron un buen lugar donde vivir, además de  un lugar cercano  para regresar. Esos mismos que vuelven cada vez que pueden atravesando tan solo la línea imaginaria del meridiano, acompañados de sus nuevos amigos o nuevos familiares catalanes, que nos han ayudado a crecer con su apoyo a nuestros pueblos del Bajo Aragón, ya que todos están integrados en la cultura aragonesa y disfrutan de ella.
Aunque la propaganda y el discurso de cada una de las partes pueda crispar el sentido, por encima de todo están las personas, que sienten individualmente y son aquellas a las que debemos valorar, respetar y comprender, pues son las que tendremos cada día en nuestra cercanía, ya que las ideologías nos pueden separar, pero los sueños y las angustias los compartimos por igual.
Porque las fronteras siempre tienen dos caras y caminos que  cruzándolas, las unen. 
Mapa de Europa en el año 1235, Biblioteca Nacional de Francia

lunes, 29 de octubre de 2012

EL CASCO ANTIGUO DE ALCAÑIZ

Alcañiz, 1930

Cuando visito una ciudad con aires de antigüedad, siempre busco en su mapa la zona del casco antiguo porque allí es donde la historia está aparcada. Recorriendo sus entramadas calles encuentras el aroma de tiempos pasados y cuando las atraviesas, vas imaginando como eran sus gentes, los sacrificios que debieron padecer para construir sus casas aprovechando al limite el terreno quebrado donde se asientan, como sería su vida diaria, observando desde la entrada con las puertas abiertas al herrero golpeando sobre su yunque, al alpargatero tejiendo las suelas, al cestero retorciendo el vimbre, y mientras te giras mirando los portales de casas de ricos hombres, te vas tropezando con las caballerías que tiradas por hombres humildes regresan sudorosas del campo.
Hace unos días estas sensaciones, las pude notar en una tranquila visita que hicimos con mi amigo Jorge Abril, por el casco antiguo de Alcañiz. Recorrimos esas angostas calles, donde los chicos todavía juegan alegremente, los coches aparcados parecen parte del edifico y sus gentes se giran al verte pasar. 
1º Premio Miradas del Bajo Aragon 2011. Raúl Múñoz

Juntos, fuimos apreciando todos los grandes valores patrimoniales que surgen a cada paso que das y analizando aquellos otros que están todavía escondidos en su interior. Vimos la misteriosa casa Ram, sus compañeras Maynar y Ardid, que muestran orgullosas el poder de su dueños, luego nos adentramos por calles donde la piel se rompe de sus fachadas u otras donde las puertas metálicas las han roto sin rubor, también llegamos hasta  las murallas que antes defendieron y ahora necesitan que las defendamos, avanzamos junto a hermosos edificios restaurados acertadamente por el ARI, nos encontramos con la sólida morada de la Inquisición, con la impronta de la religiosidad en numerosas capillas de hornacinas, nos cubrió la sombra en los callizos, la luz en sus plazas y la belleza de las flores de los balcones.
Esas casas que parecen sujetar el poder calatravo representado en su castillo, esas otras a las que da la espalda el concejo alcañizano y aquellas calles que suben mirando con fervor a la torre gótica de la iglesia, forman parte de un casco antiguo al que se le debe dar todo el apoyo posible para convertirlo definitivamente, en histórico.

HISTORIAS DEL BAJO ARAGON

jueves, 4 de octubre de 2012

LA BARRACA

El sonido del tambor retumbaba por las calles tristes del otoño, a cada golpe de palillo le acompasaba el sonido marino de la gran caracola, cuyo grave eco rebotaba contra las paredes de las casas anunciando a todo el pueblo que ya era la noche del 28 de septiembre, víspera de San Miguel y que se iban a subastar en el salón de La Cofradía las barracas del ayuntamiento.
Hasta allí llegaban todos los  vecinos avisados por el pregón, anhelantes  por seguir un año más éste típico ritual. Con espíritu solemne, el alguacil ya había colocado sobre una tabla tantas velas como barracas. Entones, empezaba la puja….
Esta práctica, se describe de manera magistral en una novela titulada “Grivas y tordos” que el ICBA recuperó y que había escrito en el año 1933 un maestro nacional natural de Aguaviva, llamado Juan José Mir. Esta “aconsejable” novela costumbrista, es una de las pocas que existen en Aragón y que nos relata de manera excepcional la vida diaria de las gentes de La Cañada de Verich a principios del siglo XX, pero que en si, es extrapolable a muchos pueblos del Bajo Aragón histórico.
En ella va plasmando esta forma de caza, ahora ilegal, donde el “barraquero” que estaba situado en una montaña alta y escondido entre matorrales, hacía sonar un “reclamo” al paso de las “grivas y tordos” que retornaban en octubre desde el norte hacía lugares más cálidos y al oír la tocata, se posaban en unos palos altos impregnados de un pegamento extraído del muerdazo llamado “bizco”.
El escribir sobre esta entrañable costumbre me doy cuenta que en tiempos pasados pero aún cercanos, hubo banqueros camuflados de “barraqueros” que con sus “melodías” de prestamos fáciles “cazaron” a muchos con la clara intención de llenar bien “el saco”. Luego, cuando llegó el “frío del norte”, la gente quiso regresar a tiempos más “cálidos” y se pararon ante el “reclamo” que con dulces sonidos hacían los políticos conservadores y que nos volvieron a meter en la oscuridad del “zurrón”.
Ahora, escarmentados por unos y otros “revoloteamos” por calles y plazas, donde siguen “cazando” de manera legal, a todos los que piden justicia e igualdad.
Espero que con la reflexión que da el tiempo, seamos capaces de quitarnos el “bizco” que nos han impregnado, para poder volar con libertad.


miércoles, 19 de septiembre de 2012

MORELLA





Con el calor del verano, desde mi montaña del Bajo Aragón voy bajando buscando el mar. Al cruzar la sierra de Torre Miró, me dejo llevar arrastrado por la impetuosa fuerza que la esperanza ejerce sobre mi  de volver a encontrarme con ella. Aunque conozco bien el camino, siempre me sorprende cuando aparece tras la curva. Allí está, como esperándome, magnánima, altiva, rocosa, tranquila, admirable, si, te he vuelto a encontrar, Morella.
No puedo pasar de largo, debo pararme para contemplarla una vez más desde el bajo de la hechura de su falda.  Siempre que la miro encuentro algo nuevo que la engalana todavía más, pero sigue siendo la solidez de sus murallas, las esbeltas torres, sus encantadoras casas adosadas colocadas como un dominó consecutivo, las que le dan una magia sublime. Y encima de todo, su castillo, fuerte, poderoso, orgulloso, vanidoso como si de una Torre de Babel se tratase.
Luego, abducido por las sensaciones, me adentro por sus calles serpenteantes que tanta historia atesoran, con casas blasonadas, pórticos de emoción, suelos desgastados por el roce del tiempo, porches donde disfrutar, piedras golpeadas por  batallas que nos podrían contar, de las gestas del Cid, de que manera la conquistó el caballero Don Blasco de Alagón, o como era el carácter del general Cabrera.
Cuando regreso de la costa, la voy admirando desde lo  lejos y de nuevo me la vuelvo a encontrar cara a cara, pero esta vez me tenía guardada la sorpresa de conocerla con la luz tenue de sus farolas. El candor que emana hace de su contemplación todo un sueño, con sus luces brillando alrededor remarcando su cintura, que hacen sentir, profesar y percibir,  emociones inigualables.

Si así de hermosa eres ahora cristiana, ¿cuan de hermosa serias cuando fueses mora? ¡Y es que Morella!, enamora.