Indagando en la historia sobre
los acontecimientos que ocurrieron el 11 de septiembre, encontramos que muchos
de ellos han supuesto un antes y un después en la vida de muchas personas e
incluso un cambio social en el ámbito mundial.
El más reciente, y que todavía
tenemos todos impreso en nuestras retinas, fue el ataque terrorista en 2001 a
las Torres Gemelas y al Pentágono, cuyas consecuencias más graves han sido las
guerras en Oriente Medio y la recesión económica.
Retrocediendo en el tiempo,
encontramos que en éste mismo día de 1609, se redactó el documento para la
expulsión de los moriscos de Valencia, lo que supuso el inicio de la
deportación de todos los musulmanes de España y que en el bajoaragón fue de
dramáticas consecuencias, no tan solo para las personas que tuvieron que dejar
sus pueblos, -algunos de ellos se quedaron completamente deshabitados-, si no
por las repercusiones económicas por el impago de prestamos y rentas, debido al
abandono de las tierras cultivadas.
En éste mismo día también se celebra
la fiesta nacional de Cataluña, para conmemorar la caída de Barcelona en 1714, último
reducto de los austrias durante la Guerra de Sucesión, que pasó a manos
borbónicas, con la consiguiente abolición de las instituciones catalanas.
Ya en fechas más recientes, hay
que recordar el aniversario de la muerte del presidente socialista Salvador
Allende, en el año 1973, un gran demócrata que pagó con su vida la lealtad al
pueblo y su compromiso con los trabajadores chilenos.
Ya ha pasado el nuevo 11 de
septiembre, en las noticias de este año se ha seguido con atención la cadena de
aquellos que se sienten encadenados territorialmente y que han conseguido aunar
muchos eslabones para intentar romper el yugo que ellos piensan que les oprime;
luego han hablado los americanos, como siempre, dialogando poco y amenazando
mucho con sus “batallas selectivas”, que acaban siempre con fallos que prometen
investigar. Pero la anécdota nacional del día estaba en las goteras del
Parlamento, que han “salpicado” rápidamente a los políticos con la ironía ágil
y rápida que nos caracteriza: “Rajoy y su
Gobierno ven llover en el Congreso sin inmutarse. No se mojan ni debajo del
agua", "El sistema actual hace aguas dentro y fuera del Congreso”.
Y en estas, sale la empresa contratista de la obra y achaca el fallo, a obras
anteriores en el hemiciclo. Una frase retórica que recuerda a los gobernantes que
ahora están bajo esa misma cubierta y que han echado siempre la culpa de todos
los males del país a sus predecesores, aunque ellos lo único que han conseguido
es agrandar la “gotera” de la desigualdad.
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