miércoles, 22 de octubre de 2014

EL SOLSTICIO DE VERANO





El término solsticio, deriva del latín y significa "el sol se detiene" y es que durante los solsticios da la impresión, de que el sol, para su actividad y se queda quieto.

Se trata de un día distinto a los demás, ya que desde tiempos ancestrales el hombre, la naturaleza y las estrellas se disponen a celebrar juntos una fiesta, con una noche rodeada de magia, ritos y tradiciones.
La celebración del solsticio de verano es tan antigua como la misma humanidad, es una jornada cargada de poder y misterio. Según las creencias procedentes del paganismo de tiempos pasados, hadas y deidades de la naturaleza, andaban sueltas por los campos. Tradicionalmente, los agricultores daban gracias por el
verano, las cosechas, las frutas y por disponer de más horas para cumplir con sus tareas y entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres.
Fogatas y ritos de fuego, eran iniciados la víspera del pleno verano para simbolizar el poder del Dios padre Sol y ayudarle a renovar su energía. Asimismo, se trataba de rituales para depurarse y asegurar el renacimiento del Sol.

Actualmente, algo similar a esta tradición ha hecho el rey, que tras haber estado durante un largo invierno vagando suelto por los campos de su propio júbilo, ha decidido también detenerse y luego inmolarse en la hoguera purificadora de la noche de San Juan, para conseguir a través del fuego, que se regenere la estirpe y renacer de las cenizas, como si de la propia ave Fénix se tratase.

En su ritual de despedida, ha tratado de convencer a todos los que bailan alrededor de su hoguera,  de las
bondades que se realizaron en los años de su mandato, porque fue capaz en su tiempo, de crear una magia, que nos ha proporcionado esta “encantadora” vida que actualmente tenemos todos los españoles. 

Aunque en este ceremonial atávico de derecho heredado, no se ha pedido por la fecundidad, porque ya estaba alcanzada, solo se ha pedido por asegurar el aforamiento y el continuismo, eso si, con una energía real renovada.

Pero lo que ocurre en las noches de verano, es que en el solaz de la contemplación del cielo “real”, se ven muy bien todas las estrellas que hay en el firmamento, las que brillan mucho y aquellas que están ya muy apagadas, aquellas que han alcanzado su cenit y las otras que están emergiendo. Además, también podemos contemplar en la brillante oscuridad, aquellas constelaciones que guían siempre a la gente por el buen camino de la libertad y por el sendero solidario de la igualdad.





No hay comentarios:

Publicar un comentario