El temor es una pasión del ánimo que
lleva a un sujeto a tratar de escapar
de aquello que considera arriesgado, peligroso o dañino para su persona. El temor,
por lo tanto, es una presunción, una
sospecha o el recelo de un daño futuro.
Al tratarse
de una emoción primaria, puede
decirse que el temor forma parte del esquema adaptativo de los seres humanos,
ya que representa un mecanismo de supervivencia y de defensa. Gracias al
temor, un individuo puede responder con rapidez ante una situación adversa.
Todos los
seres humanos en algún momento de nuestras vidas hemos sentido temor y es que éste
es una emoción dolorosa, un instinto común, que tiene lugar cuando se va a
producir de manera próxima un determinado acontecimiento que se quiere evitar.
Y esa
sensación la deben tener en sus cuerpos, todos los implicados en las tarjetas
de Bankia, que después de disfrutar si remordimientos del dinero que les venia
tan fácil, ahora se van a ver sometidos al escarnio publico, luego tendrán que
devolver lo que usurparon y además, temerán por la causa penal a la que van a
ser sometidos.
El temor, ha
estado y está todavía muy presente estos días en nuestro país, con el caso del
ébola. Esta enfermedad, está llegando a ser un temor irracional, por la propia imaginación
de las personas a contagiarse.
Y luego está
el temor de la vida cotidiana, a perder el trabajo, a no encontrar el amor, a
no poder alcanzar los sueños que uno imaginó, a la muerte, al fracaso, a las
críticas, al futuro, a los cambios y seguro que cada uno adaptaría a la lista
otros temores particulares.
Pero también
está el temor a la realidad: con una
asistencia sanitaria deficiente, a que continúe la ministra de sanidad, a que
no te concedan ayudas para poder estudiar, a las declaraciones de la CEOE, a
que puedan aparecer nuevos casos de corrupción en las cajas de ahorros, aunque
el PP no lo quiera investigar, a que continúen algunos nefastos políticos en la
próximas elecciones, a que la justicia no sea rápida y eficiente, a no seguir
teniendo el gran premio de MotoGP, a que los precios de los productos agrícolas
no sean justos y sobre todo, a que un día pueda aparecer el presidente Mariano
Rajoy en una pantalla de plasma con un traje de protección, para aislarse aún
más de los problemas de la gente.
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