En el desván de la casa del
pueblo, se encontraba una arca antigua ya bastante descolorida, en cuyo
interior y oculto bajo una pequeña manta, se escondía como olvidado al paso del
tiempo, toda la colección de “El coyote”.
“El coyote”, son una serie de
novelas, sobre un personaje de ficción creado por el novelista español José
Mallorquí Figuerola en 1943, que durante casi diez años, fue recopilando mi
padre y cuya lectura de juventud, le resultaba muy estimulante, divertida y
amena, tanto, que desde este verano, ha vuelto a desempolvar sus hojas ocres y
arrugadas, para imbuirse de lleno en las aventuras que proporciona el hacendado
don Cesar de Echagüe, un rico hombre afincado en la nueva California, habitada
por una próspera sociedad hispana, pero recién conquistada por los invasores
yanquis en 1850.
Este “buen ladrón”, que ejercía
de bandolero, para apoyar las causas perdidas por la injustica del imperialismo
despótico e interesado americano, oculta su rostro con una máscara que le cubre
la mitad superior de la cara, un bigote, ropa negra al estilo mexicano, con un
sombrero cónico con ala, y dos pistoleras, que son sus principales armas.
Este “buen hacendado”, no creo
que tenga nada que ver con el actual dirigente de Hacienda, cuyo flagrante caciquismo,
ha sido capaz “de querer”, hacernos creer, a los insumisos contribuyentes, que
las donaciones del PP son como las de Cáritas. Si éste informe cómico, lo
pusieran dentro de una viñeta de TBO, seguro que en la siguiente tira, saldría
Montoro con un agujero de bala en el lóbulo de la oreja, que es “la marca del
Coyote”.
Y esta misma marca en la oreja,
ya se la han hecho a sus correligionarios este fin de semana pasado en las
elecciones andaluzas, pero esta vez como “castigo” por haber incumplido todo su
programa electoral de las “generales”, por haber vejado de manera despótica el
Estatuto de los Trabajadores, por su apoyo en el rescate de la banca y por los
18 años que el juez “Coyote Ruz” les inculpa por financiación irregular.
Vamos, que si hubiese entrado el
“Coyote” en su sede de la calle Génova, seguro que con la Caja B, hubiese
repartido bien su contenido entre todas las familias que tantas privaciones el
gobierno les está haciendo pasar y aliviar así, sus grandes necesidades.
Y es que de estos dirigentes del
PP no debemos esperar nada, pues hacen como don Goyo Paz, un amigo de don Cesar
Echagüe, que daba: “agua fresca, sombra de álamo y buenos consejos”.
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