El
gran sociólogo francés, Edgar Morín escribió en Le Monde Diplomatique que:
“Nuestra emoción no debe paralizar nuestra razón,
como tampoco la razón debe atenuar nuestra emoción”. Desde esta disyuntiva, nos
tenemos que preguntar sobre un debate fundamental que actualmente nos empuja
cada vez más sobre muchos temas con el: ser o no ser.
Yo soy, Charlie. Ante el intenso dolor que produce la barbarie
terrorista, vaya por delante, que ninguna justificación es plausible de ser
aceptada; como ante todo, está también el propio derecho de la libertad de
prensa. Pero frente a ello, debemos analizar la portada satírica que
sacó a los pocos días la revista
francesa y las programáticas palabras de Christiane Taubira, ministra de Justicia de Francia,
frente al féretro de uno de los caricaturistas: "En Francia, el país de
Voltaire y de la irreverencia, tenemos el derecho de burlarnos de todas las
religiones". Y entonces reflexionar acerca de lo que esas palabras o esos dibujos
construyen, o que aportan a un mundo diverso y complejo cargado de distintas
miradas, pensamientos diversos o creencias diferentes. ¿Ser o no ser?
Yo
soy, Artur Mas. En los argumentos de los independentistas, aparecen numerosas aportaciones
históricas, se incluyen también datos sobre el yugo al que se ven sometidos desde el poder central, se añaden en las valoraciones las mejoras económicas que revertirían y sobre todo, se habla de la libertad que supone su propia seña de identidad. Pero ante ello, están los antagónicos de esta propuesta que valoran su fe por el contexto nacional, que esgrimen lo que supondría la segregación de la Unión Europea, la caída de inversiones, o sencillamente, que quieren seguir disfrutando de la liga de fútbol. ¿Ser o no ser?
históricas, se incluyen también datos sobre el yugo al que se ven sometidos desde el poder central, se añaden en las valoraciones las mejoras económicas que revertirían y sobre todo, se habla de la libertad que supone su propia seña de identidad. Pero ante ello, están los antagónicos de esta propuesta que valoran su fe por el contexto nacional, que esgrimen lo que supondría la segregación de la Unión Europea, la caída de inversiones, o sencillamente, que quieren seguir disfrutando de la liga de fútbol. ¿Ser o no ser?
Yo
soy, yo y mis circunstancias. Es una de las ideas más conocidas de Ortega y
Gasset, que muchos han aplicado en “circunstancias” favorables para hacer uso
indebido de sus puestos políticos, bancarios o empresariales. Pero ahora están utilizando
la continuación de la frase filosófica: “si no la salvo a ella, no me salvo
yo”, cuando intentan por todos los medios exculparse de sus cargos, ante el
temor inminente de la cárcel. Aunque a estos había que aplicarles el monólogo
de José Mota: “porque,
aunque no pasando na, ser, eres”.
Y
ahondando en el plano personal también encontramos el: yo soy, bajoaragonés; yo
soy, honrado; yo soy, ciudadano; yo soy, solidario; yo soy, tolerante; yo soy,
generoso; pero ante éste retórico slogan, cabe preguntarnos: ¿Somos o no somos,
lo que expresamos y exteriorizamos?
Esa
es la cuestión.
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