martes, 28 de abril de 2015

LOS PLATÓS



En una noche de sábado, recogidos ante el primer calor que nos ofrecía la nueva estufa de leña, encontramos apoyados sobre la mesa, un grupo de platos que presentaban la deliciosa cena que íbamos a compartir con nuestros amigos.

Los invitados se fueron acomodando sobre los lugares preestablecidos en ocasiones anteriores y después de colocar las copas, se escanció el vino, que fue la señal de partida para comenzar la charla, el debate y las opiniones encontradas, cuyo único moderador era, la aparición de un nuevo plato, el cual, una vez degustado, se realizaba una valoración por parte de todos y es allí donde los gustos variaban, al igual que la discusión que lo precedía.

Luego, entre el calor que nos daba el fuego, el calor que aportaba el vino y el calor que se produce cuando la realidad de uno se crispa con la verdad del otro, la temperatura del ambiente se caldeó de tal manera, que fue necesaria la aparición del plato de postre y las sugerencias del café, para serenar la amistosa disputa.

Este planteamiento tan habitual en nuestra vida cotidiana, que es reconocible por cualquiera, es el que
nos encontramos encima de la “mesa” de los “platós” de televisión, tanto en los del plano político, como en los del corazón. Allí, unos apuestan por la Pantoja o por la duquesa y otros por Pablo Iglesias o el pequeño Nicolás, todos ellos, los adalides actuales de la “parrilla” televisiva. 

Y dada su influencia, reflejada en los resultados electorales, los partidos políticos llevan a sus mejores interlocutores para que la ciudadanía conozca los planteamientos de sus programas, ya que de esta manera llegan mejor que en las tediosas sesiones parlamentarias, además de amenizarnos con lecciones magistrales de economía rápida y con el entrenamiento, de aquel que rivaliza de manera altanera con el del sillón de enfrente. 

Y es que en el fondo de nuestra cultura hispánica nos va todavía lo del Corral de la Pacheca: no me
deja hablar, no me interrumpa que yo no lo he hecho, yo no he dicho eso, sus palabras le van a costar una querella.

Todo lo daremos por bueno, si de esta forma llegamos a estar bien informados políticamente por parte de los comparecientes en estos “platós” y que ello sirva para que nos clarifiquen bien las ideas que debatimos con nuestros amigos entre, “plato y plato”.

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